"El carácter homogéneo y la continuidad de una colección deben de ser conquistadas con la visión y el sentido de la calidad de una sola persona". Estas palabras de Edy de Wilde nos llevan forzosamente a pensar en la forma en la que Helga de Alvear ha reunido ese extraordiario conjunto de obras de arte que hoy conforman su colección.

En una colección cada obra representa un momento particular de encuentro, de diálogo y de confrontación con los artistas. Por este motivo, seleccionar y reunir obras de arte contemporáneo es quizá la forma de coleccionar más arriesgada, y sin ninguna duda la más comprometida con el arte en sí mismo.

La colección de Helga de Alvear reúne una enorme pluralidad de artistas de diversas tendencias, edades, estilos y objetivos que se expresan a través de técnicas, medios y soportes tecnológicos muy diferentes que nos ofrecen multitud de planteamientos y sensibilidades como consecuencia del carácter plural y complejo de nuestras sociedades.

Helga de Alvear compra siempre los artistas en los que cree, sin preocuparse de las modas y tendencias, de si están o no consolidados, evitando los lugares comunes y los nombres previsibles de la especulación.

"El arte del presente" consiste en una serie de universos que el visitante  puede encontrar cuando se pasea por las salas y cuyo montaje pretende generar una energía que no nivele las diferencias o tensiones entre las obras, sin que, en los espacios donde la resonancia o la perturbación entran en contacto, surjan diálogos que sustituyan al momento y a las limitaciones contextuales. La intención de la comisaria María de Corral ha sido insinuar situaciones y temáticas que encierran algunas de las cuestiones más candentes del mundo convulso en el que vivimos y que las obras de esta colección nos muestran. Ha querido entrecruzar dinámicas expresivas de diversa naturaleza para que pudiese surgir un territorio contaminado de identidades que hoy, más que nunca, carece de sentido delimitar o asumir como estático.

Tanto para Helga como para María de Corral, lo más importante de esta exposición es que el espectador se sienta tocado en lo más hondo, que perciba que está viviendo algo, y para ello la comisaria ha tratado de ordenar con mucho amor y pasión, y un poco de poesía, algunos fragmentos del caos al que pertenecemos.